Esa fue la pregunta que le hizo Steve Jobs a John Scully para convencerlo de dejar su lucrativo trabajo en Pepsi Cola y se fuera a trabajar a una start-up emergente que en ese tiempo era Apple. Fue la pregunta que sacó a Scully de la inercia de estar siempre evaluando sus opciones en base a maximizar su ganancia personal.

La genialidad de la pregunta es el contraste, entre lo que es y lo que podría ser, que hace que Scully no pueda quedarse indiferente; porque por más glamoroso que parezca ser el gerente comercial de una empresa de bebidas de fantasía, la firme es que estás vendiéndole a las personas algo que no tan solo no necesitan sino que más encima está llena de azúcar y químicos que les hacen mal. O sea el mundo estaría harto mejor si tu trabajo no existiera.

Y en contraste está la posibilidad de gastar lo más valioso que tienes: la vida, en algo que tiene impacto y que va a transformar la forma en que las personas trabajan y colaboran. Es cierto que para algunos la tecnología más que beneficios, ha traído consigo desconexión y robotización; sin embargo, para la gran mayoría ha significado el poder trabajar remotamente sin problemas o estar más en contacto con las personas queridas.

Yo a veces me hago un “Steve Jobs” a mi misma y me hago la pregunta: ¿En qué vas a gastar la vida?

A estas alturas de mi vida ya no estoy dispuesta a trabajar en cosas que no me hagan sentido. Me rehúso a quemarme las pestañas en planillas excel para optimizarle el flujo de caja a una empresa que vende cosas que en realidad la gente no necesita. No me interesa asesorar a empresas que tienen un modelo de negocios donde lo importante es maximizar la utilidad de unos pocos accionistas. No me hace sentido poner mis neuronas a trabajar para hacer una estrategia de marketing para vender más solo porque hay que vender más, porque así son los negocios. No quiero crecer en mi empresa solo porque si. Porque no da lo mismo en qué gastamos la vida.

Escuché a Facundo Cabral cantar algo así como: “Aquello que posees, te posee”. Yo diría algo así como: Aquello que haces, te hace.

Y entonces:

¿Quieres llegar a viejo con una buena pensión y un buen pasar, o con la satisfacción de haber hecho la diferencia para un grupo de personas?

¿Quieres vivir como se supone que hay que vivir o como crees que vale la pena vivir?

¿Vas a gastar tu tiempo en maximizar tu metro cuadrado o vas a abrazar los problemas del mundo como si fueran los tuyos?

En el fondo la pregunta es, ¿en quién te quieres convertir?

¿Vas a elegir el camino heroico de seguir tu propósito o vas a vender tu tiempo para “ganarte la vida”?

La vida ya te la ganaste en el momento que naciste, el resto del camino es para dejar huella y uno no deja huella moviendo papeles para ayudar a cualquier empresa a ganar más plata, a menos que uno quiera dejar solo huella de carbono. Solo para terminar, este video: Are you reaching your potential:

 

Algunas ideas para dejar tu huella:

  1. Busca trabajo en Pegas con Sentido, por ejemplo.
  2. Crea un emprendimiento para resolver un problema social, económico y ambiental que te importe personalmente, porque tiene que ver con tus valores y sueños.
  3. Trabaja para una empresa con propósito.
  4. Inscríbete de voluntario/a en una ONG o una fundación.
  5. Lidera un proyecto dentro de tu empresa que busca contribuir positivamente a tu comunidad o industria.
  6. Haz las preguntas difíciles que no se hacen en las empresas que arman los carteles de pollos, de papeles, de los medicamentos, etc.